Una fría mañana de enero de 2012 tuvimos la suerte de aprovechar unas prácticas de los Bomberos de Toledo para realizar unas inéditas fotos desde el interior del río Tajo. Compartimos a continuación algunas de aquellas fotografías realizadas por David Utrilla.
Muchos toledanos estamos acostumbrados a pasear casi a diario por la Senda Ecológica del Tajo, en alguno de sus múltiples tramos. Uno de los más curiosos y bonitos es el que va de puente a puente (de Alcántara a San Martín), pues podemos observar cómo el Tajo ha ido dando forma y encajonando la ciudad en potentes despeñaderos.
La visión que nos aporta un paseo por la senda la realizamos desde las orillas del río, en la que también se obtienen magníficas fotografías como bien saben los aficionados y profesionales toledanos, especialmente los de la Asociación Fotográfica de Toledo.
Pero cuando estuvimos realizando el libro «Toledo Secreto» quisimos llegar más lejos.
Aprovechando unas prácticas de los Bomberos de Toledo (una vez más, gracias) y con todas las medidas de seguridad oportunas, David Utrilla se embarcó en un bote de rescate con la cámara para hacer unas originales fotografías, desde el centro del río, como no se habían visto hasta la fecha (bueno, alguna desde la famosa barca de pasaje)
Fotografías en barca del Río Tajo en Toledo
Sin más comentario, os mostramos algunas de las fotografías de aquella mañana, con algún comentario:
«En medio del río emergen los recuerdos de los molinos de Daicán (o de la Reina) con los agudos tajamares que protegían el habitáculo de las ruedas molturadoras. Desde su lejano origen medieval -y como era habitual en estos recursos industriales- la propiedad pasó, desde el siglo XII, por sucesivas cesiones regias a favor de órdenes militares y eclesiásticos que recibían sustanciosas rentas por su explotación. El Greco los dibujó en la Vista y plano de Toledo hacia 1610. En 1842, ya sin uso, en pleno proceso desamortizador, la titularidad de los molinos correspondía a las monjas de San Miguel de los Ángeles.» (Fuente: ABC, Rafael del Cerro Malagón)
En las fotografías los restos de los molinos de Daicán, vistos de cerca en las fotos de David Utrilla.
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Como curiosidad, en el año 1585 siendo Felipe II rey de España y Portugal ordena la realización de diferentes proyectos para hacer navegable el Tajo (leer más aquí), pero nunca se llevó a cabo.
El Tajo era fuente de riqueza y trabajo para los toledanos y toledanas. Se pescaba (incluso anguilas, que dieron origen a las famosas anguilas de mazapán de Toledo), los azacanes obtenían agua que repartían por la ciudad, se lavaba la ropa, se originaba electricidad o se molía grano… La vida de la ciudad, como en cualquier otra con río, giraba alrededor del Tajo. Ahora se encuentra abandonado.
En diversos momentos se ha intentado acercar el Tajo a los toledanos, salvando el desnivel que obliga a bajar (y subir, que es peor) desde el caserío hasta la orilla. La última, realizada en 2010 definió la actual Senda Ecológica creando un paseo que «permitiría llegar desde la Peraleda hasta el Polígono» (ABC.es). A fecha actual, la senda se encuentra en un estado bastante lamentable en algunos tramos.
El Tajo actual, una cloaca a cielo abierto
Hasta ahora no lo hemos mencionado, pero si por algo destaca el río Tajo a su paso por Toledo, también en 2020, es por ser la peor cloaca a cielo abierto desde que se cerró al baño en 1972. Nos encantaría que el río recuperase su caudal ecológico, que el Trasvase tuviera un final y que de nuevo las aguas del río fueran limpias y los toledanos pudiéramos volver a bañarnos en nuestro río, pero a fecha actual, más allá de la típica promesa electoral que se hace cada cuatro años, no hay solución para el río y las espumas que nos envían desde Madrid siguen pasando bajo los puentes toledanos, camino de Portugal. Es horrible y un gran tirón de orejas para todos los gobiernos que siguen permitiendo esta aberración en la actualidad.
A continuación algunas fotografías más realizadas por David Utrilla aquella mañana de enero en el Tajo (pulsa cada foto para ampliar):